domingo, 18 de noviembre de 2007

CONTROL DEL PESO DEL DIABETICO



Control del peso y aproximaciones dietéticas para la diabetes tipo 2


El control del peso es una parte especialmente importante del tratamiento de la diabetes tipo 2. Un análisis de 1999 en 2800 personas que habían perdido como mínimo 12 Kgs y habían mantenido la pérdida de peso durante más de un año informó de lo siguiente: el 55% había participado en un programa de control del peso formal, el 20% tuvieron éxito con dietas líquidas, sólo el 4,3% usó fármacos y el 1,3% fueron intervenidos quirúrgicamente. Y, de forma importante, el 80% informó de que hacían ejercicio más a menudo y más intensamente que con los intentos previos (para información más detallada ver el informe de Well-Connected "Obesidad").


Restricción calórica: la restricción calórica es generalmente el paso principal de cualquier programa de pérdida de peso. De hecho, el reducir las calorías también ayuda a mantener un buen control de la glucosa y de la tensión arterial, independientemente de la composición y del balance de carbohidratos, grasas y proteínas de la dieta (sin embargo, aún es esencial evitar las grasas para proteger el corazón). Algunos consejos para la restricción calórica son:


El primer paso es el cálculo de las necesidades calóricas diarias para mantener un peso saludable y que suelen ser de 12 a 15 calorías por cada libra de peso ideal, pero varían según el sexo, la edad y la actividad física. (1 Kilogramo es igual a 2.20462 Libras, 1 Kilogramo es igual a 2.20462 Libras)


A grandes rasgos, una libra de grasa equivale a 3.500 calorías, por lo tanto, para perder una libra a la semana, debería reducirse la ingesta diaria en unas 500 calorías.
Naturalmente, si la restricción calórica diaria es superior, la pérdida de peso será más rápida. Los beneficios para la salud son mayores con las primeras libras que se pierden, y perder tan sólo el 10% del peso corporal puede controlar la progresión de la diabetes tipo 2.
La pérdida de peso debe ser gradual, alrededor de una libra por semana.
Debe destacarse que alrededor de un tercio de las chicas jóvenes con diabetes tipo 1 tienen alteraciones de la conducta alimentaria que las empujan a infraadministrarse insulina, una práctica muy perjudicial.
Carbohidratos complejos-restricción de grasas: Algunos estudios sugieren que la sustitución de los alimentos ricos en grasas y azúcares por otros con hidratos de carbono complejos y pobres en grasa (frutas, vegetales y cereales intactos) puede ser más eficaz para el control del peso que el cálculo de la ingesta calórica. En un estudio, los pacientes tipo 2 que no podían hacer el suficiente ejercicio consiguieron una reducción significativa de los niveles de glucosa y del peso corporal con una dieta vegetariana estricta (sin productos lácteos ni carne) baja en grasas. El incluir fibra insoluble en la dieta (salvado, cereales enteros, semillas y piel de frutas y de verduras) puede ser un componente importante para la pérdida de peso de esta dieta (la fibra soluble no parece tener mucha influencia sobre el peso ). Algunas grasas de la dieta son imprescindibles: las derivadas de los aceites monoinsaturados y del pescado. Con todo, la dieta alta en carbohidratos y baja en grasas aún está siendo evaluada. Las siguientes razones son algunas de las que siembran cierta incertidumbre:


Los pacientes diabéticos tipo 2 que tienden a tener sobrepeso y resistencia a la insulina producen mucha glucosa tras la ingesta de carbohidratos, lo que a su vez requiere más insulina para procesarla. Esto lleva a un aumento del apetito y a producción de grasa.


Algunos diabéticos pueden tener problemas con el colesterol y los niveles de triglicéridos cuando los carbohidratos constituyen más del 50% de la dieta. Si los triglicéridos están elevados, los carbohidratos deben reducirse al 45%. De interés es un estudio del año 2000 que comparaba dos grupos de sujetos con diabetes tipo 2; en un grupo se aumentó la ingesta de carbohidratos en un 10%, con cereales para el desayuno y el otro consumió las mismas calorías pero provenientes de aceites monoinsaturados. Al cabo de seis meses, el grupo que comía cereales tuvieron un perfil de insulina mejor que el grupo de AMI. No hubo cambios significativos en los niveles de colesterol, grasa corporal o hemoglobina glicosilada. Dieta alta en proteínas y baja en carbohidratos: un estudio informó de que la dieta baja en calorías compuesta de sólo un 35% de carbohidratos mejoró los niveles de glucosa mejor que la dieta compuesta de un 55% de carbohidratos. Sin embargo, las dietas ricas en proteínas pueden ser perjudiciales con el tiempo, y esta dieta sólo debe ser usada para una pérdida de peso durante poco tiempo. Dieta rica en grasas y baja en carbohidratos: algunos estudios sugieren que el reemplazo de las calorías de los carbohidratos con grasas monoinsaturadas (como el aceite de oliva) no perjudica a los niveles de colesterol y puede mejorar el control de la glucosa (sin embargo, deben restringirse las calorías igualmente).

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